DESCONCIERTO EMPIEZA POR D

Sin palabras y con cambios. Así se presenta la persona mayor con Depresión, Demencia y también con Delirium. Se trata de situaciones diferentes no siempre bien diferenciadas y que muchas veces se solapan. Se viven y se ponen de manifiesto de diversas maneras y comparten un aspecto, el desconcierto. También la letra por la que empiezan; la D. Ocurre asimismo en el consumo de Drogas, ya se trate de fármacos prescritos (casi siempre menos es más) o de tóxicos que se consumen (sobre todo alcohol). También en el Duelo la pérdida empieza con D, y en el Dolor. En todas estas situaciones uno se queda sin palabras. Desconcertante. El peso de la D.

La vida se detiene, el tiempo se expande o se constriñe, estamos atrapados entre muros infranqueables o perdidos en una inmensidad sin límites. Las palabras no salen o resultan irreconocibles para quien las emite. También para el otro, la pareja, la hija o la amiga. Desconcertante.

En diferentes entradas y distintos momentos nos hemos adentrado en cada una de estas situaciones, también en el papel que podemos tener los médicos al amparar, acompañar y ayudar a construir una narrativa de sentido y con sentido en una relación médico paciente que va más allá de ella misma.

Cuando el desconcierto ocurre en la persona mayor muchas veces es el otro quien toma la iniciativa, desde su propio desconcierto “Ya no es el mismo”, “dice cosas raras, no tiene filtro”, “se queda en una silla sin hacer nada, luego se levanta y no sigue con lo que estaba”, “tiene la mirada perdida, va por la calle, se cruza con conocidos y no los reconoce”, “a veces habla con gente que no está”, “no come, todo le duele, los huesos, el estómago”, “se mete en cama, no quiere hacer nada”… 

Para el médico, un relato ajeno sobre el cambio en la persona mayor resulta enriquecedor. Permite conocer a ojos del otro su modo de afrontar situaciones, sus valores y expectativas, también la propia interpretación del informante de lo que ocurre. Pero siempre nos sorprende lo que sucede después. Cuando ocurre el encuentro. La posibilidad de escudriñar ese desconcierto compartido, hilvanar esas palabras que no salen, anudar las que no dejan de salir, hasta que poco a poco aparece una narrativa de sentido. En personas con demencia una comunicación eficiente con el cuidador es clave y ahí un análisis compartido es trascendental.

Alcanzar ese encuentro no siempre es posible. “Al prejuicio de la locura con la que se asocia acudir al psiquiatra se suma la edad y el deterioro con los que se asocia al geriatra”. Pero una vez que sucede, hay particularidades que desarrollamos en esta otra entrada sobre la consulta de Psicogeriatría.

El desconcierto aparece con el cambio como elemento de partida, cuando las explicaciones habituales, los apoyos, los remedios o los contextos no dan el sentido necesario: el dolor, duelo, depresión, demencia o delirium irrumpen y quiebran la vida de la persona mayor. Con D de desconcierto. Y en nuestras manos está la posibilidad de participar.

Ese cambio en la persona mayor, en su modo de estar y de ser, de sentir, de percibir o de integrar, incluso de dormir y de comer, son los motivos más frecuentes de consulta en psiquiatría geriátrica. Les invitamos a continuar leyendo.


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